Tierra fresca de su tumba - Giovanna Rivero
Luz y oscuridad en los pliegues de la naturaleza humana
Tierra fresca de su tumba es un conjunto formado por piezas sin conexión aparente. Sin embargo los seis cuentos que lo integran están surcados de nexos sutiles que, como riachuelos subterráneos, atraviesan y nutren sus narraciones. En este libro que nos convoca como un imán poderoso, Giovanna Rivero volcó la necesidad de transitar el sufrimiento tras la muerte de dos personas muy cercanas y queridas.
Estos cuentos son largos, pero por sobre todo son viscerales. En ellos Rivero nos hace cómplices del paseo por un mundo corrido del centro que se disfraza al mismo tiempo de abuelita, de lobo. Podemos hundirnos con ella en esa tierra fresca a la que alude el título para explorar dolores tan humanos como escondidos: la maternidad impuesta, la venganza de los mansos, la aceptación debida de preceptos injustos. Todos estos temas, complejos de poner en palabras, aparecen encarnados en lugares y seres tan extraños o lejanos como un clan menonita en Manitoba, en el Oriente de Bolivia; dos hermanos huérfanos que establecen lazos con los metis, grupo aborigen de Canadá; la señora Keiko, llegada de la colonia Okinawa a una Santa Cruz, Bolivia, que no logra cobijarla.
La autora elige darles la voz a sus personajes para que establezcan una conversación sobre ese umbral ineludible que puede iluminar algunas de las cuestiones sin explicación que todas las personas cargamos, como los miedos, la angustia, la culpa.
Uno de los elementos comunes en estas historias es el desplazamiento. Hay fugas, migraciones, exilios… la patria siempre queda en otro lado, como desilusión, como añoranza. Muchas veces los protagonistas de estas historias buscan la distancia frente a ese territorio originario que los expulsa y abre heridas imposibles de cicatrizar.
El primero de los cuentos de este libro, La mansedumbre, toma como marco las violaciones masivas que aterraron a una comunidad menonita de la localidad de Manitoba, en Bolivia, en el año 2013. Una sociedad patriarcal, anclada en el tiempo y en la obediencia a rígidos preceptos, confunde crimen y pecado, castigo y penitencia. “No eran ellos los que debían marcharse, pero eran ellos los que se marchaban”. El amor del padre de Elise va a encontrar la manera de acompañarla, de honrar la confianza que ella tiene en él.
Casi todos los relatos transcurren en tierra firme, salvo Pez, tortuga, buitre, en el que asistimos al relato del diálogo entre dos pescadores cuyo barco quedó a la deriva durante meses. El que uno de ellos haya dejado de resistir el hambre y la sed no es obstáculo para que se repita la pregunta tan absurda como indispensable: “¿Es lindo estar muerto?”.
Los elementos fantásticos aparecen con más fuerza en Cuando llueve parece humano, un cuento de una belleza poco común. Como en el papel plegado de los origamis, la señora Keiko, una anciana de ascendencia japonesa, se va revelando en todo su desarraigo, en las frustraciones, en esa poesía que a pesar del sufrimiento acompañó su vida, hasta llegar, removiendo la tierra de su propio jardín, a un tiempo remoto y a una niña perdida.
El siguiente relato, Socorro, es brutal en su interpelación acerca del límite entre la cordura y la alienación, nos recuerda que muchas veces la salud mental no es más que una cáscara frágil. El lenguaje técnico y preciso es la muralla detrás de la que se escuda la narradora para mantener a raya el horror repetido que marcó a su familia.
Dani y Nadine, con sus nombres en espejo como una premonición, son dos huérfanos que en Piel de asno quedan bajo la tutela, o es mejor decir a merced de una tía perdida en sus propias miserias. Cargan la muerte de sus padres en sus corazones, añoran una patria que ya no existe, se despedazan en la búsqueda. Por lo menos una de ellos, “la osa del góspel”, logra salvarse a través de la música.
El desarraigo también está presente en Hermano ciervo. Este último relato abre un debate sobre los experimentos farmacéuticos sobre humanos y sus efectos adversos, de consecuencias muchas veces irreversibles. La protagonista establece una conversación consigo misma, refugiándose en la naturaleza, para transitar la culpa de haber alentado a su esposo a ser voluntario de esta clase de pruebas.
Los personajes de estos cuentos llevan en sus cuerpos las huellas de sus historias, cargan con secretos innombrables, la muerte los cerca y sin embargo extraen del sufrimiento el fuego que necesitan para sobrevivir.
Este libro puede abordarse desde diferentes puntos de vista y ese es otro de sus méritos. Desde las tramas, que nos mantienen en vilo, en una extraña empatía con esos seres y sus vidas laterales. Desde las referencias a la historia contemporánea, a partir de las alusiones a los efectos nefastos del neoliberalismo en Bolivia, el desplazamiento de japoneses después de la segunda guerra, entre otros. También desde las referencias literarias, dispuestas con magistral sutileza por Rivero, como por ejemplo García Márquez y la persistencia en alta mar; las leyendas de guerreros del Libro de los Cinco Anillos del Japón feudal; Georges Bataille detrás del supuesto amante de la tía en Piel de asno.
Lejos de querer dogmatizar o buscar la enseñanza, la intención de la autora en estos relatos es la de mostrar el complejo mundo en el que vivimos para que cada cual pueda tratar de entenderlo. Según sus propias palabras: “en el camino he venido descubriendo que la belleza y el dolor de los verdaderos aprendizajes están siempre desplazados, en otro lugar, en los sistemas más salvajes de la vida”.
Tierra fresca de su tumba es un libro que se niega a dejarnos, por el impacto de sus historias, y por las preguntas que quedan reverberando después de terminarlo.
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Andrea Papini.Andrea Papini nació en Buenos Aires en 1968. Es redactora literaria, lectora voraz, indagadora de las diferentes formas de la escritura. Su ensayo Ángeles caídos fue publicado por la Rio Grande Review, revista de la maestría literaria de la Universidad de El Paso, Texas. Su poema en prosa Esta casa recibió una mención del jurado y fue incluido en la V Antología de la editorial Ruinas Circulares. Brinda talleres de lectura y está terminando su primer poemario.Notas de Andrea
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