María Marta Guitart: transformar la dificultad en hacer
Actriz, poeta, dramaturga comprometida con la realidad social, María Marta Guitart rompe moldes y estructuras a la hora de llevar adelante proyectos culturales
Si uno tuviera que definir a María Marta Guitart, a la lista de actriz, poeta y dramaturga habría que agregarle artista autogestiva y rompedora de límites artísticos. María Marta no se deja atrapar por estructuras preestablecidas a la hora de llevar adelante sus propios proyectos, no es alguien que se sienta a esperar, si no una artista completa, y compleja, que sale a la cancha a jugar con sus propias -e inspiradoras- reglas el juego que más ama: compartir y contagiar su pasión por la poesía.
Desde la infancia escribe y a los diecisiete años presenciando una interpretación en un taller supo que ese era el camino que quería seguir. "De adolescente descubrí que el teatro era mi vocación, que ese era un lugar para mí, para existir. El espacio del arte me facilita la vida, me hace resistir todo lo demás" sintetiza la artista su relación profunda y vital con el teatro.
Luego de esta revelación adolescente y ya siendo estudiante en el conservatorio, una compañera la inició en el arte callejero, en este caso para ser más exactos, el arte en los colectivos. “Para el ingreso al conservatorio preparé un trabajo personal sobre La sangre derramada de Federico García Lorca y con ese texto me subí al colectivo -rememora Guitart. A la gente le gustó la interpretación y a mí me gustó la ruptura del límite que es lo que pasa en el teatro. El encuentro, nos reunimos, nos comunicamos, dejas de ser un ser aislado, es un puente para el encuentro”, describe.
Y en este primer acercamiento descubre la magia, la sensación de libertad, que el mundo entero podía ser su casa y que romper la norma, derribar las barreras establecida era su forma de llevar adelante su arte. “Alguien me dijo alguna vez que el trabajo del actor era buscar trabajo -dice María Marta entre risas- y decidí no esperar a que me llamen y crear mi propio espacio. Transformé la dificultad en hacer. Además, hay una necesidad personal de utilizar ese espacio de libertad, por eso mis espectáculos los escribo yo, los dirijo yo y los actúo yo”.
Esa libertad de producir y llevar adelante es algo que admira en las nuevas generaciones, el desarrollo de un espacio personal, y lo que surge del encuentro con el otro al entrelazar la propia producción con la de los demás. “Ambas cosas son tan vitales, crear mis propuestas es algo que se fue dando, como una manera de decirme, de estar en el mundo desde un lugar muy verdadero para mí, allí donde no hay juicio ni forma, sino que trabajo directamente desde la emoción que me convoca y me atraviesa, es mi manera de existir, es como escribir poesía pero en el aire, poniéndole el cuerpo. Confieso que el mundo con sus formas no me es fácil de asir, y este oficio de actriz- performer es un bálsamo, es un camino de libertad. A veces pienso en la maravilla de esta tarea, poder conmover a otro ser humano, es un regalo. Y trabajar con otros directores y dramaturgos y compañeros actores es también esencial, es lo que me da la mano y me reúne con otras almas para jugar, es el desafío de dar la nota que te pide el director y encontrar la magia del oficio en esa búsqueda”.
María Marta Guitart es reconocida, entre muchas otras razones, por su profundo conocimiento de la obra de Federico García Lorca. Al hablar de Federico la mirada de María Marta cambia. Habla de él y de su arte como de un gran amigo que viene acompañándola en su camino desde hace años. “García Lorca llega a mi vida de casualidad un día que fui a averiguar por un curso a la Manzana de las Luces. El chico que atendía me preguntó si lo había leído y charlamos un rato largo. De ahí me fui a una librería de la avenida Corrientes y compré un librito con algunos de sus poemas -un librito que aún conservo, hecho pedacitos-. En esa época estaba haciendo el ingreso al conservatorio y decidí preparar La sangre derramada. Después también la hice en las maratones de la facultad y en los colectivos”.
Federico acompaña a María Marta Guitart desde el final de la adolescencia hasta el presente. Luego de diez años recitando al poeta en los colectivos, llegó el momento de transformarlo en otra cosa y a partir de ahí nace Federico tuvo un sueño -unipersonal basado en poemas y dramaturgia de García Lorca, escrito, dirigido y protagonizado por María Marta- que fue puesta en escena en teatros, escuelas, festivales y fue invitada a presentarse en España.
“Con Federico fue como un encuentro de amor a primera vista -recuerda María Marta-. La sangre derramada y El llanto de Ignacio Sánchez Mejía son textos que me conmovieron profundamente a mis veinte años. Me pasó, y me sigue pasando, algo muy potente con él. La manera en que Lorca nombra la muerte, las imágenes que tienen esos textos son increíbles. La muerte es el gran tema humano, lo que te produce sufrimiento, temor. Ese texto me ayudó a transitar, la poesía te ayuda a transitar los más inequiparables dolores con la palabra, con la metáfora. Descubrí alguien que podía abarcar esas sensaciones”.
Este amor eterno y profundo, y la admiración por Federico se extienden hacia Vicenta Lorca, madre del poeta. “Cuando me enteré que se habían publicado las cartas de Vicenta a su hijo salí corriendo a comprar el libro. Lo tuve dos o tres años ahí y no sabía que hacer, hasta que encontré el cómo, empecé a trabajar con una compositora y una chelista, ya que para mí la música también reúne mucho. Vicenta habla de la maternidad y de textos de Lorca que son muy conmovedores que tienen mucha libertad, me permitieron probar y tomar desafíos como actriz”. A partir de este trabajo surge Cartas a mi hijo Federico en el cual a través de la correspondencia se puede conocer un poco más de la historia de Federico en la voz de una madre amorosa y dura a la vez que sólo piensa en que su hijo pueda transitar ese camino elegido y pueda hacerlo en paz y con felicidad.
La larga relación de la actriz con García Lorca le da a este trabajo en particular una luz diferente. “Es algo muy hermoso ponerme en la piel de Vicenta, una sorpresa. Ir impregnándome de su voz, a través de esas cartas tan intensas, donde el amor de madre se expande y se hace poesía también. Poder ser su madre en escena fue y es intenso, poder mirarlo y descubrirlo en sus palabras, comprender desde el cuerpo el dolor profundo de la ausencia, de la injusticia, de la pérdida de un hijo. Cartas a mi hijo Federico es un viaje hermoso”.
En esta línea de mujeres fuertes cuyas palabras fueron llevadas al escenario por María Marta Guitart, también se inscriben Alfonsina Storni, Silvina Ocampo y Gabriela Mistral. Y en estos proyectos la creación se codea con el descubrimiento de autores, encuentros con poetas que la artista define como llamados. “La importancia de reunir poesía y teatro es aquello que logra instalar, lo que toca en lo espiritual cuando uno empieza a ahondar en eso, poder darle carnadura. Te lleva a un lugar al que uno no sabe por dónde va a ir, tiene que ver con un lugar más alto del lenguaje, de lo personal, de lo espiritual”.
La primera de estas mujeres con la que se encontró fue Silvina Ocampo, a partir de un trabajo colaborativo con la directora y dramaturga Inés Saavedra. “Silvina tiene un color diferente a Alfonsina y Gabriela, una mujer de la aristocracia, pero también se daba en ella el lugar del universo sensible de la mirada, como todo poeta, del tiempo, del que es negado, de lo femenino, del amor, de la infancia”.
Tiempo después de Silvina, llega un pedido desde la Casa del Bicentenario para armar una obra sobre Alfonsina Storni y un mundo nuevo se abre para María Marta Guitart. “Conseguí y leí la obra completa y fui armando el texto mientras la pianista componía la música. Poco después vino un documentalista suizo que estaba trabajando sobre Alfonsina y me propuso ponerle la voz, conocí a la bisnieta, y a partir de todo esto descubrí a una mujer amorosa, que era tan frágil como fuerte, que amaba y deseaba, que se peleaba con el sistema, con esto de ser madre soltera y enfrentar al mundo. Con poemas en los que habla sobre los niños pobres, la injusticia, el hambre, la indiferencia, la guerra. Una mujer con un discurso político muy marcado” define Guitart.
Y luego llegó Gabriela Mistral, y las estanterías otra vez se sacudieron. “Gabriela es una poeta que me convoca, su preocupación por los temas sociales, por la pobreza, por la niñez. Esas voces que hablan sobre esto, que se ponen en esa carne, en el dolor, la maternidad, nos reúnen, me nombra y nos nombra a todos los seres humanos. Nos convocan. Y a mí me movilizan a la acción hacia el afuera”, finaliza.
Y esta pasión por el hacer, por el construir los propios espacios mientras también se transitan otros de la mano de talentosos colegas llenó el 2017 de numerosos proyectos y hacen de este 2018 que lleva transitados sus primeros meses un espacio lleno de nuevos desafíos y de re encuentros. “Este año regresa Cartas a mi hijo Federico, y es más que probable que vayamos a España a cumplir el sueño de hacer funciones en Granada. También repondré No he dicho, sobre Alfonsina Storni y también Gabriela Infinita. Además tengo en danza un nuevo trabajo sobre un poeta español maravilloso. Y, como siempre, abierta al universo y a todas las hermosas propuestas que puedan venir. Estoy agradecida a la vida de que a fuerza de amor, tesón y más amor a mi oficio humildísimo y hermoso, estoy aquí, fiel al camino que a los 17 años supe que era el mío”.
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Soledad Hessel.Editora/Redactora de trenINSOMNE. Periodista. Siempre supo que las palabras eran lo suyo. Escribe y lee desde que recuerda y tiene una pasión por los libros como objetos de culto. Conductora del programa radial "A la vuelta de la esquina" por radio La Desterrada. Coordinadora del ciclo de lecturas on-line "Lecturas en el tren". Columnista de literatura y cultura en medios gráficos y radiales. Fue corresponsal del diario La voz de Santa Cruz y de la Revista En acción de La Plata en la Ciudad de Córdoba. Además, fue miembro del Comité de Redacción y Editora del Boletín de Divulgación Científica de la Universidad Nacional de Córdoba. Notas de Soledad
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