Cuando la muerte sorprendió a Fassbinder - Carina Sedevich - ADELANTO
El poemario "Cuando la muerte sorprendió a Fassbinder" de la poeta Carina Sedevich acaba de salir en preventa, publicado por Tanta Ceniza Ediciones. En esta nota compartimos un adelanto de los poemas de Sedevich antes de que lleguen a las librerías
"Las palabras en nuestra lengua, la lengua de la infancia tan ligada a la experiencia sensible, que no es otra cosa que la vida que pasa mientras respiramos sobre esta tierra, toman, en los poemas de Carina Sedevich, una dimensión que abarca los registros más extremos: la sencilla insinuación puede volverse presencia aterradora, desatar fantasmas, anudar universos y dejarnos a solas con ellos. La nostalgia de un gesto se desliza en una atmósfera en la que todo lo que es sereno pareciera esconder el signo de lo trágico. Hay pérdida en sus poemas, que es ganancia para la lengua y desasosiego para el lector. ¿Cómo puede ilustrarse un libro de poemas así?, me pregunto y encuentro que los gestos necesarios para la representación están ahí, en cada verso, pero su materia prima es el dolor y el tiempo. La vida real se hace presente, mediada por otra representación: el cine. Carina describe lo que ve en un espejo que se refleja en otro y así hasta el infinito, y es en este proceso en el que logra la nitidez, la punzada de lo real, y llega a profundidades conmovedoras. No hay una directiva, no hay una guía secreta de lectura, no hay cálculos a favor del lector, hay sólo una voz honesta que nos lleva de la mano a terrenos que no nos atreveríamos a pisar. Estos poemas nos ponen delante de los ojos aquello que intuimos, o soñamos y no podemos decir.".
"Cuando la muerte sorprendió a Fassbinder" (fragmentos)
"To my brother Leo"
Hermano, cómo pasan los días. Le contabas por teléfono |
acerca del calor aquí en el sur a tu amigo de New York. |
El sol, seis minutos más tarde que la mañana en que llegaste, |
asoma y quema. Cuando la muerte sorprendió a Fassbinder, lo hizo |
dentro de su casa. Pero su hogar fueron sus películas. Creía |
que rodar sobre un tema absoluto, sin final, era la única |
manera decente de vivir. El sol saldrá mañana siete |
minutos más tarde. En el lugar en que estés habrá un refugio. |
"Kárhozat o La condena"
El hombre conoce el filo del cuchillo que le raspa la cara |
por el sonido espeso y gris. Cae la lluvia sobre el bar |
y la mujer que canta dentro tiene el pelo húmedo. |
Cada película del húngaro es una caja de música. |
Los diálogos son innecesarios, pero en un momento |
alguien dice: “todas las historias son de desintegración”. |
El protagonista vacía la copa de un trago y yo me ahogo. |
"Mogari no mori"
Sobre el pueblo de Naomi Kawase ondulan las ramas |
más altas de los bosques de bambú. El plano cenital |
genera una imagen simple, pero el sonido es complejo |
como el del mar. Físico, granular, continuo. La vista |
de angostos pasillos de los campos de té precisa en |
cambio risas, cuerpos. La casa de los viejos requiere |
un fūrin, con su brisa discreta y su papel manila. |
"1996"
Las imágenes visuales son de una verdad a veces vana. |
La mesa de la biblioteca en la que leía por las tardes |
era del color del vino tinto, pero el lugar olía a papel seco. |
Y el hombre que olía como el barro entre los sauces del río |
llegaba siempre hacia las tres. Se parecía a Werner Herzog, |
quien afirmó alguna vez que los hechos no pueden dar la clase |
de iluminación, el flash extático del que emerge la verdad. |
"The whispering star"
En la última escena |
la mujer androide guarda en una caja de recuerdos |
la lata que encontró en un planeta de humanos |
y que apretó con el pie sobre la piedra, muchas veces, |
para escucharla crujir. Conjura el infinito ruido blanco |
con una potencial evocación. |
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