El fantasma del fuerte Burkell - Emanuel Morboso

Una pelea entre bandos enemigos, un fuerte que deja de ser protector para convertirse en cementerio y una mirada dolorosa desde un lugar lejano, se encuentran en este texto de Emanuel Morboso "Morbo"
El fantasma del fuerte Burkell - Emanuel Morboso - Narrativa - Cuentos - Lecturas - Leer en cuarentena - Convocatoria trenINSOMNE



Me marchito, sin rumbo fijo...»

-Algo anda mal.

- ¡¡Nos atacaaan!!

-Usen los cañones, ¡respondan el fuego!

El problema era otro.

Muerte y destrucción era la sinfonía que interrumpió el silencio de aquella noche. Mientras que cañonazos destrozaban los muros, los soldados eran aplastados por la violencia del enemigo.

-¡Soldados!... Estamos asediados y rodeados... pero nosotros jamás nos retiramos de nuestra gloria! Aquel que osa enfrentar nuestra fiereza (...) CONTRA ELLA PERECERÁ. Pues todos se estremecen ante ¡¡¡EL GRAAN FUERTE BURRKEEL!!!-...


Algo anda mal. Creo que la batalla terminó, ya que no oigo ningún disparo... de hecho, solo hay silencio. Todo está en ruinas, la mayoría de los muros caídos y ennegrecidos por el moho y la oscuridad de este triste lugar. La fortificación en general ya no era más que antes, estaba desecha, derribada... moribunda. La fina arquitectura del castillo, antes viva... ahora parecía solo un cadáver de reposo eterno para perturbadas almas. La esencia estremecedora del gran fuerte era su imponencia, digna de titanes. Ahora... lo estremecedor, era la tétrica claustrofobia que en todas partes acechaba, como si quisiera para siempre atraparte... como si no hubiese lugar al cual correr.

En un solitario despojo, y ante el frío del olvido, solo quería el cálido retorno de aquellos vividos y fuertes recuerdos… ahora, la cruda muerte que aquella fuerte realidad me mostraba, solo hacía que mi alma se debilite y se marchite de tristeza por el pasado.

Inevitablemente, encontré un gran foso lleno de esqueletos... un lugar en el que yacía el abismo mismo de la desesperanza y desolación... con su acompañante, el inaguantable amarillo hedor. Desde que mi recorrido allí me llevó... siento que debo encontrar algo. Algo importante... algo que hace que en el cansancio yo vague por cada grieta de aquel destrozado lugar... buscando aquello tan esencial... que tanto me urge. Con el peso de la luz de la luna a mis espaldas, y con su vaga iluminación voy vagando en mi eterna búsqueda por satisfacer ese tan palpitante anhelo que despoja mi interior.

Pocas veces desde "mi despertar" he visto a alguien.

Despavoridos, aterrados... mutilados por mi incontrolable ira. Mi impulso por destruir cualquier profanación a mi querido y apasionante ya muerto desentierro.

Algo busco...

«me marchito, sin rumbo fijo...»

Algo anda mal…

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