El poeta que sangra - Ana Quiroga

"El poeta que sangra" - publicado en 2004- reúne textos inquietantes a través de los cuales el miedo y el dolor llegan al lector de manera brutal
El poeta que sangra - Ana Quiroga - cuentos - miedo - Editorial Ciudad de Lectores - lecturas



En los últimos tiempos a la hora de la lectura y de la elección de un libro me siento fuertemente atraída hacia los cuentos, relatos breves, donde con pocas palabras los lectores recibimos una historia completa. Al igual que a la hora de elegir una novela, no siempre busco las últimas novedades editoriales, me gusta revisar estantes con libros que llevan ya un tiempo esperando ser leídos (víctimas de ese síndrome al que los japoneses nombraron como Tsundoku, irresistible pasión por llevar libros a casa y dejarlos en un anaquel esperando tiempos mejores o más apropiados para el encuentro lector), recibir recomendaciones de lectores amigos o de algún crítico con el que sé que compartiré -muy probablemente- el gusto y el placer de esa lectura. Para esta columna, hoy traigo un libro de cuentos de una escritora argentina con textos que podríamos describir, en principio, como inquietantes. El libro es “El poeta que sangra” de Ana Quiroga, y fue editado en 2004 por Ciudad de Lectores. Ana, además de escritora es periodista cultural, ha sido jurado de premios literarios más que prestigiosos como Casa de las Américas, como gestora cultural estuvo a cargo de maravillosos programas literarios en el Museo de Bellas Artes y en MALBA. Y podríamos seguir contando durante mucho rato todas las cosas que hace la autora relacionadas a la difusión de la literatura, pero volvamos a su libro.

“El poeta que sangra” está compuesto por diecisiete cuentos con protagonistas mujeres narrados en primera persona, textos donde se combinan sentimientos muy fuertes y emociones que sacuden, angustia, despecho, alguna venganza solapada que pasa del maltrato a las muestras más efusivas de cariño en pocos minutos y de manera cuasi enfermiza. Los personajes, si bien son todas mujeres lo único que comparten es el género, ya que son personas de todas las edades, épocas y condiciones sociales. Hablaba de épocas y eso es posible gracias a que estos cuentos son, de alguna manera, textos viajeros. Uno de los textos que viajan, aunque manteniéndose en el presente, es el que da nombre al libro. “El poeta que sangra” está ambientado en un colegio universitario dirigido por una congregación religiosa de tendencia tomista en el cual se van develando prácticas propias de la inquisición hacia las mujeres que osaron estudiar ahí.

Otro elemento que se destaca en la construcción y el desarrollo de varias de estas historias (un ejemplo de esto es “Afuera, el jardín, en mitad del verano”) es el hecho de que los miedos más profundos e inverosímiles, las fantasías terroríficas que acosan a los personajes se convierten en realidad a fuerza de una profecía autocumplida.

Se combinan historias que si bien son contemporáneas tienen elementos del presente, del pasado, del futuro, donde -como decía más arriba- los sentimientos y las emociones son tan fuertes que trascienden no sólo al personaje sino también las páginas del libro generando una atmósfera tan asfixiante que rodea al lector en plena lectura, que despierta y contagia esa angustia de la que también hablaba antes.

Terminé de leer el último cuento preguntándome si estas historias y sus finales podían ser reales, si la verosimilitud podían ser parte de estos textos, si a cualquiera de nosotros podría pasarnos lo que le ocurre a las protagonistas. Ana Quiroga me convence de que si, de que estas cosas pueden ocurrirle a cualquier mortal.



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Soledad Hessel.Editora/Redactora de trenINSOMNE. Periodista. Siempre supo que las palabras eran lo suyo. Escribe y lee desde que recuerda y tiene una pasión por los libros como objetos de culto. Conductora del programa radial "A la vuelta de la esquina" por radio La Desterrada. Columnista de literatura y cultura en medios gráficos y radiales. Fue corresponsal del diario La voz de Santa Cruz y de la Revista En acción de La Plata en la Ciudad de Córdoba. Además, fue miembro del Comité de Redacción y Editora del Boletín de Divulgación Científica de la Universidad Nacional de Córdoba. Notas de Soledad