Huellas en el desierto - Gabriela Margall
Una escritora de renombre, un joven arqueólogo, una historia de amor real muy cercana la ficción.
La bibliotecaria – cuyo nombre no recuerdo pero si su pasión por esos tesoros que tenía bajo su cuidado- me daba la bienvenida cada semana a su reino, esa biblioteca de escuela secundaria con apenas algunos visitantes. Si recuerdo el silencio que imperaba en esas horas en las cuales las mesas estaban vacías, recreos en los cuales ninguna profesora llevaba a sus alumnos a hacer trabajos de cualquier materia, excepto literatura. También me recuerdo paseando por los escasos y angostos pasillos a los que me permitían acceder como excepción, con un permiso especial, hasta llegar a los estantes donde una colección completa de novelas policiales (de la cual tampoco recuerdo la editorial, lo cual sabrán disculpar, de esto que rememoro han pasado cerca de treinta años) me esperaba. Mis ojos buscaban con ansiedad la llegada a ese espacio de una nueva novela de Agatha Christie, no podía creer que hubiera leído toda su producción, que ninguna de sus historias quedara aún perdida en la mesa de un editor distraído.
Este recuerdo no apareció de la nada, ni por simple casualidad. Lo hizo junto con el paquete que llegó a mi buzón trayendo la última novela de Gabriela Margall. “Huellas en el desierto” (Vergara/2017) cuenta, maravillosa y apasionadamente, la gran historia de amor de la escritora inglesa, conocida como la reina de la novela policial y madre creadora de dos personajes entrañables: Hércules Poirot y Mrs. Marple.
Christie aún no se había repuesto del desgarrador divorcio de su marido (de quien tomó su apellido), separación que incluyó infidelidad y la desaparición de la escritora por once días causada, aparentemente, por una amnesia post traumática, cuando decide aceptar una nueva invitación del arqueólogo Leonard Woolley para visitar sus excavaciones en Ur, al sur de Irak.
Buscando liberarse del dolor y la frustración, Agatha Christie emprende un viaje que le deparará mucho más que la visión de nuevos y maravillosos descubrimientos arqueológicos. Conocerá un hombre talentoso que primero será su acompañante, su amigo, su confidente y protector en esas tierras lejanas y desconocidas, para posteriormente convertirse en su esposo y compartir sus horas hasta el día de su muerte. El arqueólogo Max Mallowan había llegado, para nunca irse, a su vida.
Con una investigación profunda, característica de cada una de sus novelas, Gabriela Margall nos introduce en el mundo de Agatha Christie con placer y curiosidad. Veremos, a través de los ojos de la autora (de las dos autoras, la que escribe y la que es escrita) cómo la historia avanza hacia un lugar que divisaremos en el horizonte pero del cual desconocemos el camino y, en ocasiones, dudaremos de que los protagonistas puedan llegar a destino.
“- Creo que vamos a ser felices: tendremos la biblioteca más grande del mundo.
- Creo, Agatha, que acabas de definir la felicidad."
¿Es una historia de amor -su propia historia de amor- la mejor manera de acercarse a un escritor, en este caso una escritora? Personalmente creo que todas las excusas y las herramientas son válida a la hora de atraer lectores. No sé si Margall habrá tenido esta idea en su cabeza a la hora de ponerse a escribir, pero estoy segura que igualmente lo logró. He leído y escuchado comentarios de lectores que tras la lectura de “Huellas en el desierto” decidieron conocer o re leer a Christie.
Con una descripción detallada -y amorosa- de los dos personajes principales y profunda de todos aquellos con los que se relacionan a lo largo de la novela, la autora logra, también, enamorarnos tanto de los protagonistas como de los espacios que estos transitan en esta loca carrera hacia el amor, un amor que, desde sus inicios parece un error (Agatha Christie era 12 años mayor que Max, estaba casada -no podía divorciarse ya que su iglesia no se lo permitía-, tenía una hija y, por sobre todas las cosas, pánico de volver a enamorarse). Personajes -reales, de carne y hueso- que luchan por vivir cada día de la mejor y más feliz manera posible, haciendo frente a lo que la vida está decidida a ponerles de escollos. Personajes de verdad que, como los de ficción, tendrán un final feliz.
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Soledad Hessel.Editora/Redactora de trenINSOMNE. Periodista. Siempre supo que las palabras eran lo suyo. Escribe y lee desde que recuerda y tiene una pasión por los libros como objetos de culto. Co-conductora del programa radial "Nunca se sabe" por radio La Desterrada. Columnista de literatura y cultura en medios gráficos y radiales. Fue corresponsal del diario La voz de Santa Cruz y de la Revista En acción de La Plata en la Ciudad de Córdoba. Además, fue miembro del Comité de Redacción y Editora del Boletín de Divulgación Científica de la Universidad Nacional de Córdoba. Notas de Soledad