Milagro en Haití - Rafael Gumucio

Con dos personajes femenimos perfectamente dibujados, Gumucio nos habla de una mujer que ha decidido borrar de sí misma las huellas de los que pasaron por su vida
Milagro en Haití



Al despertar de la anestesia de una cirugía estética, Carmen Prado se encuentra encerrada en una clínica abandonada de Puerto Príncipe, con Eloide su criada, un muchacho (casi un niño, por la edad y por sus miedos infantiles, aunque ninguno de ellos infundado) a cargo de una ametralladora y con la obligación de cuidarlas, y un grupo de jóvenes famélicos y temblorosos, abandonados a la buena (o mala) de Dios, quienes pasan del miedo a la amenaza y viceversa.

¿Qué persona en su sano juicio, con los recursos de Carmen Prado – proveniente de una familia muy importante de Chile y esposa de un diplomático danés- se le ocurriría someterse a una cirugía estética en el convulsionado Haití que derroca presidentes y asesina a propios y extraños? Sólo ella, porque esta cirugía no busca quitarle arrugas, o levantarle los pechos. Lo que Carmen Prado busca, desesperadamente, a través de esta intervención es quitar las cicatrices que la vida, su paso por ella, y el paso de otros por su propio cuerpo han dejado. Las cicatrices que han dejado hombres e hijos, a quienes desprecia por igual, ya que han sido los responsables – a su entender- de una vida de frustración.

En los momentos de lucidez y en aquellos en los cuales delira, aunque quizás no tanto como aparenta, se encarga de hacerle saber a Eloide todo lo malo que le ha ocurrido que le ha ocurrido en su vida, toda la basura que ha ido acumulando y de la que quiere deshacerse a como de lugar. Pero no cuenta con que la criada, negra y fatalista, está cansada de ella y no tiene intención de soportar sus malos humores y desplantes calladamente.

Estos escarceos dialécticos entre Carmen y Eloide son lo más notable de la novela. La señora discute e insulta, delira recuerdos y posiciones sociales, a los cuales su sirvienta responde calmada y notablemente. La novela es estructuralmente fragmentada, moviéndose y construyéndose a través del pensamiento, a veces desbocado, perdido y estrafalario de Carmen Prado.

Gumucio construye dos personajes femeninos totalmente creíbles, complejos, llenos de matices y reconocibles. Con historias personales que han conformado sus vidas llevándolas a este presente que ninguna de las dos desea compartir con la otra, pero en el cual las circunstancias no tienen ninguna intención de atender sus deseos. Dos mujeres fuertes que son capaces de mostrar sus debilidades sin perder la fortaleza y granjeándose, finalmente, el cariño y respeto de la otra.



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Soledad Hessel.Editora/Redactora de trenINSOMNE. Periodista. Siempre supo que las palabras eran lo suyo. Escribe y lee desde que recuerda y tiene una pasión por los libros como objetos de culto. Conductora del programa radial "A la vuelta de la esquina" por radio La Desterrada. Coordinadora del ciclo de lecturas on-line "Lecturas en el tren". Columnista de literatura y cultura en medios gráficos y radiales. Fue corresponsal del diario La voz de Santa Cruz y de la Revista En acción de La Plata en la Ciudad de Córdoba. Además, fue miembro del Comité de Redacción y Editora del Boletín de Divulgación Científica de la Universidad Nacional de Córdoba. Notas de Soledad