Se sube al tren: Gonzalo Zuloaga

Hoy se sube a nuestro tren el escritor Gonzalo Zuloaga y nos presenta parte de su trabajo
- ¿Cuando y por qué comenzaste escribir?
- De muy chico era de registrar en papel. Dibujaba, hacía historietas, improvisaba canciones con mi prima y nos grabábamos, siempre desde lo cotidiano experimentando con lo que estaba ahí: el medio que existía –una radio, un papel, un cassette–, y algo que decir. La forma de ese decir era bastante trans, la “poesía” como tal vino después porque es un espacio en el que romper las reglas es parte del juego. De la obra.
- ¿De que se nutre tu escritura?
- De leer, de escuchar algo distinto en lo que otros dicen, alguna función poética oculta en la forma de disponer un enunciado cotidiano. Leo a Blatt, Dani Umpi, Rosario Bléfari, muchas escritoras emergentes porteñas y platenses: Paula Daverio, Nadia Crantosqui, Jule Gore, María Queirel, Buki Cardelino, China Made; leo blogs, leo chats, traduzco poemas que no estén traducidos, ahora por ejemplo estoy con Warsan Shire. De todo eso y de la música que escucho se nutre mi escritura.
- ¿Tenés rituales a la hora de ponerte escribir?
- No, porque en general es una práctica que tengo incorporada a mi vida. Escribo cuando salgo a correr, si fumo y salgo a caminar con música, en el trabajo, vuelvo a una conversación vieja, a un estado de red social, en un almuerzo familiar, da igual. Cuando se me destraba algo en la cabeza. Después sí, hay un momento de edición frente a la compu, seguramente de noche, con algo para tomar, algo para escuchar, y algo para fumar.
- ¿Hay algún tema que aún no te animaste a enfrentar con tu escritura?
- Más que un tema quizás una manera de referirse al tema. Los temas son en mayor o menor medida asociables a los universales: el amor, el odio, la vida, la muerte, etc.; para que hubiera otros temas directamente habría que crear un lenguaje nuevo; en éste, ya está todo dicho. Sin embargo, la manera de ponerlos en diálogo, esa sí es una búsqueda y creo que lo que todavía no me animo a enfrentar del todo es el efecto de decir las cosas sin ningún tipo de atenuante, lo más políticamente incorrecto que salga. Le temo a la desacralización total.
- Te doy una bola de cristal para ver el futuro, ¿cómo te ves?
- Haciendo algo distinto, espero. Probando y quedándome con lo mejor de cada cosa. Soy de asumir cambios y tomar decisiones abruptas en pos de ellos. Soy de objetivos cambiantes pero claros. Y meto fichas, me la juego. Trato de estar siempre dentro del círculo de lo que quiero. Espero seguir parado en esa.
- Hoy ¿por qué escribís?
- Para seguir leyéndonos, para que otros escriban, para que nunca se clausure el sentido. Y para la pulsión cultural.
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Nati acaricia un perro y me lee un poema sobre un helado de sangre
cuando nadie hablaba de poesía
y las chicas de cole privado no tomaban pepa
Nati hablaba de militar el recambio generacional
que no vuelvan los noventa
decía
que no vuelva todo siempre
no te olvides de las estrellas en la terraza
no te olvides de Santa Clara
con la peatonal iluminada desde el mar
de las vacaciones con amigos
rompiendo departamentos familiares
del olor a las aulas
del colegio rojo y blanco
no te olvides de nadie
que te haya enseñado algo
de la primera vez que escuchaste
el amor después del amor
escabullido en cada letra
en el asiento de atrás
del Sierra de Miguel
un cassette mirando a mamá
con los rulos sobresaltados
el labial rosa chicle
montada de María Julia Alsogaray
pero pobre y desencantada
no te olvides que todo puede volver
los noventa la revancha
el manotazo la caída
el amor y el odio
como constantes en cambio
no te olvides que la única constante es ese cambio
y suerte con eso
en todas
no te olvides
de hacerte vos
en todas