Se sube al tren: Denise Griffith

Denise Griffith - poesía -  - escritoras argentinas

Se sube al tren la escritora, editora y traductora Denise Griffith, y nos presenta una serie de sus poemas

- ¿Cuándo y por qué comenzaste a escribir?

- Comencé a escribir a los once años por un concurso literario. En mi familia también me leían mucho, aunque no hay nadie que escriba o haya estudiado Letras. Siempre me gustó probar hobbies nuevos y cuando anunciaron el concurso de un cuento en la escuela me dio curiosidad conocer algo más sobre mí, en ese caso si era buena para la escritura. Obtuve buenos resultados y me di cuenta de que no había límites para la imaginación, a diferencia de los que había en la vida cotidiana por todos lados. Tener un mundo donde hacer lo que yo quisiera me parecía lo más hermoso del mundo. Recuerdo también una anécdota de tercer grado: la maestra de Lengua estaba hablando de una historia y yo me quedé colgada y me llamó la atención diciendo “Llamando a la Luna. Volvé a la Tierra, Denise” pero yo simplemente estaba pensando en lo que ella decía. Quisiera agregar que durante tres años de mi adolescencia me costó mucho hablar. Por cosas que me pasaron, manejaba un nivel de inseguridad con el cual no me animaba a decir “hola” en un ascensor o pedirle un útil prestado a un compañero. Pero sentía emociones muy intensas y la necesidad de canalizarlas en algún lado.

- ¿De qué se nutre tu escritura?

- Mi poesía se nutre de dos cosas: lecturas que después del pasar de los años me siguen conmoviendo y mis propias vivencias. Recuerdo siempre que a estos textos los leerán otras personas e intento crear algo que les pueda hablar. Asimismo, por momentos siento que soy más valiente en mis escritos que en la vida real. También escribo narrativa, género anterior en mí a la poesía, y los temas que toco van mucho de los miedos y los nuevos conflictos del siglo XXI.

- ¿Tenés rituales a la hora de ponerte escribir?

- No tengo.

- ¿Hay algún tema que aún no te animaste a enfrentar con tu escritura?

- Si hablamos de temas difíciles emocionalmente, experiencias traumáticas propias. De alguna manera aparecen en mis textos, se materializan en un tono oscuro o ciertas imágenes, pero nunca con nitidez.

- Te doy una bola de cristal para ver el futuro, ¿cómo te ves?

- Supongo que hablamos de un futuro distante así que me veo a los setenta años escribiendo y apostando también por las nuevas generaciones, tratando de motivarlas y acompañarlas. Por otro lado, si tengo hijos, me encantaría poder inculcarles mi pasión.

- Hoy ¿por qué escribís?

- Estoy enamorada de las palabras y la literatura. Es un amor que no entiendo muy bien cómo surgió. No sé si es una obsesión hasta algún punto. Para mí, no hay distancia entre una palabra y un sentimiento. Me cuesta separar la realidad de la ficción. Ni hablar de que cuando morimos nuestro arte queda para el resto y para mí eso es un poco como seguir existiendo.

- ¿Cuál es la historia detrás de los textos que publicamos?

- Son poemas que tienen que ver con atravesar una soledad muy dolorosa. Si hay imágenes fuertes, no son hipérboles. Yo misma la experimenté así.


"Sin pestañas"

"Cristo te ama
yo ya no"
dice la leyenda en la pared de un callejón
me gustaría saber qué vio mi amiga
antes de culminar en el suicidio por pastillas
si el mar
el cielo
la desintegración
o tal vez
un rostro en particular
con cada evocación
un cansancio me aplasta
me achancha
e interrumpe el duelo
no se oye gemir al tiempo
no se ve parir a la inclemencia
cataratas de realidad caen sobre mí
yo respiro aún
en la celebración de la vida
yo brindo con agua
los ojos se me irritan y me voy quedando sin pestañas

"Juventud desvencijada"

anotó su nombre y número
en un billete de cien pesos
y lo invirtió en mi regalo
me dijo que el billete volvería a mí
en el momento indicado
hasta entonces hasta luego
y el papel regresó diez años después
para encontrarse con nada nuevo en el horizonte
solo una parte de mi juventud desvencijada
hastiada, rara, putrefacta
con un reloj de los noventa en un cajón
que antes daba la hora pero ya no
y solo sirve para guardar chicles
para calmar los nervios
algún día alguien nos bajará el sol y no la luna y nos quemaremos

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