Violación Nueva York - Jana Leo
Es difícil poner en palabras lo que uno siente al leer un libro como Violación Nueva York. El idioma castellano tiene cientos de miles de palabras, cada una más y más específica y, aún así, se me hace casi imposible. ¿Cómo traducir, a un par de palabras, los millones de sentimientos que nos desbordan cuando leemos en detalle la violencia que sufre Jana Leo en su propio departamento? ¿Cómo, siquiera, intentar explicar lo que pasa después, el miedo, la necesidad de volcarse a una investigación de la cual no se ve el final porque sino no hay otra forma de seguir moviéndose? ¿Cómo empezar a hablar de algo que cada día es más difícil de entender? Pero, principalmente, ¿cómo hablamos del miedo?
“En el mundo del crimen organizado, se crean las condiciones para que se dé la delincuencia. (...) La ambición maquiavélica de los caseros les hace actuar con planificación y alevosía; la violencia se permite y está presente de manera visible, aunque no es el objetivo sino el medio.”
El miedo se sienta a nuestro lado en las primeras páginas de Violación Nueva York; en el primer capítulo, “una violación ´no violenta´”, Jana Leo narra los acontecimientos desde que su agresor (como ella decide llamarlo, ya que desde que se cuela en su departamento está cometiendo una agresión) irrumpe en su casa hasta que se va. Cómo nunca “fue violento”, e incluso parecía “dudar” de lo que estaba por hacer. Cómo, además, parecía saber y predecir cada uno de sus movimientos, saber dónde estaban todas sus cosas, saber que su novio no “volvería en unas horas” sino que estaba a un continente de distancia. A partir de estos detalles Leo se plantea, años después, la posibilidad de que esta fuese una “violación por encargo”. Apenas el violador abandona su departamento, algo se enciende dentro de ella y se pone en acción: le saca fotos a sus sábanas arrugadas e intenta recolectar cualquier cosa útil, lo que sea que pudiese funcionar como evidencia. Casi sin quererlo, comienza a escribir este libro.
Sin embargo, este no es un libro sobre una violación. Leo utiliza este hecho para, a partir de él, reconstruir y analizar la corrupción inmobiliaria y los mecanismos estructurales que llevan a que se cometa un delito como este. Su investigación de las estructuras sociales (lo general) se ven acompañadas e incluso sustentadas por su caso particular. Al mostrarse desinteresada la policía, Jana le exige a su casero que mejorase la ya de por sí inexistente seguridad del edificio, sin ningún resultado: es así como comienza a plantearse la posibilidad de que todo esto fuese parte de un fin mayor, en el que se buscaba, mediante la intimidación y la violencia generada por la falta de seguridad, que los inquilinos desalojasen de inmediato los departamentos (así, luego, el casero podía cobrarle a los nuevos inquilinos alquileres mucho más altos). Es así como Jana Leo va desencubriendo una trama muchísimo más siniestra de la que se espera al comienzo: la relación directa entre violencia sexual, especulación inmobiliaria y planificación urbana. Los caseros, los dueños de los edificios e incluso la policía, no les importa en lo más mínimo el cuerpo ni la salud de los ciudadanos; lo único que persiguen constantemente es el incremento de sus ganancias, cada crimen equivale a un desalojo, nuevo inquilino y más ceros en la cuenta.
“Cada vez que llamaba a la policía, me sobrecogía la misma sensación de desesperanza. Solo era otra mujer violada en un barrio pobre.”
Jana Leo busca que nosotros, como lectores, nos planteemos lo siguiente: la violación no es un hecho aislado, sino que es tan sólo un engranaje dentro de la máquina que es nuestra sociedad, un delito más que habitual. Ella incluso llega a hacer alusión a que su agresor es, también, una pieza más dentro de algo más grande que él. En una entrevista concedida a The Citizen en Español, Leo dice: “Yo soy una víctima de él, pero él es una víctima de todo un engranaje, del que no es consciente y se lo están poniendo muy fácil. Él es una víctima del sistema del que no gana gran cosa y está favoreciendo un cambio en el paisaje urbano.” La autora consigue que uno entienda a la violación como un hecho sistemático, y no como un hecho que sucede al azar. En EEUU, una de cada diez mujeres sufre una violación, en Argentina -donde existe un subregistro por la falta de denuncias debido al miedo y la vergüenza- se estima que ocurren casi 50 ataques sexuales por día: esto no es al azar, no es pura suerte. Hay, detrás de cada violación, un sistema perverso que la concibe y ayuda a llevarla a cabo.
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Floreana Alonso.Floreana es la más joven del grupo. Estudiante de la carrera de Letras en la UBA y escritora en ciernes. Es booktuber en su canal Floreana hablando sobre los libros que lee y contando sus experiencias con la literatura. Floreana es una chica acostumbrada a escribir sobre otros, sobre personajes inventados que existen sólo en lo más profundo de su cabeza o en las palabras que se le escapan de entre los dedos, por lo que las autobiografías siempre se le complican. Fue una de las seleccionadas para participar del Festival Clave 13/17 en Escritura Libre organizado por el Centro Cultural Recoleta en sus ediciones 2017 y 2018. Fue parte del ciclo Conexión Museo del MALBA en 2018. Dicta talleres literarios para adolescentes. Entre sus escritores favoritos puede encontrarse a Cortázar, Sylvia Plath, Samantha Schweblin, Mariana Enríquez, Rimbaud, Rodrigo Fresán y Haruki Murakami, entre otros. Notas de Floreana