Quizá en otro momento - Anahí Flores
El escritor Sebastián Grimberg ahonda, desde su deseo de escribir poesía, en los textos de Anahí Flores.
Leo menos poesía de la que me gustaría, de la que debiera. La verdad es que suelo dejar los libros de poesía por la mitad, y no es porque no me guste –o me de fiaca, a veces, el esfuerzo de releer lo que no entiendo o lo que entiendo a medias– pero la prosa me tira más y, mientras “descanso”, en medio de un libro de poesía me engancho con alguna otra cosa y chau. Hasta que la culpa, las recomendaciones o la disposición anímica me llevan otra vez a mis intentos con la poesía. Y no son sólo intentos de lectura. No sin algo de vergüenza –porque las cosas que me salen son lamentables– reconozco que también, cada tanto, hago algún tirito por ese lado, intento escribir cosas, ideas, sensaciones, momentos, que no van para cuento ni para novela, que andarían, capaz, como poemas, si supiera escribirlos.
Será por eso, por esa dificultad que tengo, que admiro a los poetas, a quienes logran con un breve cúmulo de palabras disparar los sentidos, dejar entrever el otro lado de las cosas, rescatar el tiempo, sacudir las emociones, encontrar nuevas imágenes. Un buen poema es como una reacción nuclear, de algo ínfimo, casi invisible, una onda expansiva enorme. Un buen poema, creo, es como un resorte gigante que ha sido comprimido al máximo y que el lector dispara –con el peligro de que le salte a un ojo, de que se lo lleve puesto–. Admiro a quienes son capaces de esas síntesis, y a quienes rodean a esa síntesis de belleza y de música, la música de las palabras, el ritmo con que se encadenan.
Encontrar palabras propias para lo que se quiere transmitir es un logro pero, desde mi punto de vista, poder transmitir lo que uno quiere con palabras de otros, encontrarle la música a lo que otras u otros nos han dicho o escrito, es un logro máximo, y eso es lo que logra Anahí Flores en “Quizá en otro momento” (Halley/2019), un libro de poesía compuesto por cuatro secciones. En la primera, los poemas nos sumergen en un taller literario dictado por Fabían Casas; en la segunda –que me hizo largar un par de carcajadas en el colectivo– los poemas se arman en torno a mails que distintas editoriales han enviado como respuesta a presentaciones de obra; la tercera juega con la manera en que la escritura es abordada por el sentido común y; la cuarta, con poemas más convencionales, nos habla de un viaje. Lo dije al principio, me cuesta terminar los libros de poesía, no es un dato menor que a este lo haya leído de un tirón y más de una vez.
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Sebastián Grimberg. (Buenos Aires, 1977). Autor de "Cada siete segundos" (Editorial Conejos/2014) "La mirada del asesino" (Editorial Cfi/2015). Recibió premios y menciones, en certámenes como el V Concurso Internacional de Relatos Crepúsculo 2010, Premio el Escriba 2011, Premio Ciudad de Buenos Aires 2011, Premio Municipal Manuel Mujica Láinez 2011, Premio de Cuento Planeta Digital 2012 y Premio en Letras de la Bienal Federal 2013 del Consejo Federal de Inversiones. Sus cuentos figuran en antologías, revistas literarias y diarios como Axxon, Crepúsculo, Ficcionario, Próxima, La Balandra y Página12. En 2017 recibió una Beca Creación del Fondo Nacional de las Artes, para escribir una novela, y este año su libro de cuentos, aún inédito, "Como un ancla" obtuvo una primera mención en el Premio Fundación El Libro 2018/19.