Cerca del corazón salvaje de Clarice Lispector: un breve recorrido al interior de su vida y obra
Clarice Lispector nació en 1920 en Tchetchelnik, lugar que ella misma definió como “una aldea que ni existe en el mapa”, un punto impreciso en alguna zona de Ucrania donde sus padres se refugiaban. A los pocos meses, su familia se mudó a Recife, Pernambuco, por lo que siempre se consideró brasilera y, de hecho, toda su obra está escrita en portugués, un idioma tan rico como musical. En esta nota haremos un recorrido breve pero intenso de su vida y su obra, atravesando aspectos salientes de su personalidad y de sus vivencias.
Lispector niña
A los 10 años Lispector pierde a su madre producto de una parálisis que se fue agravando cada vez más, por lo que la pequeña Clarice queda al cuidado de su padre, pasando una infancia que la autora recuerda como feliz, sin reparar en la falta de dinero que tenían, ni en lo mucho que le costaba a su padre poder mantener la casa.
En un reportaje—el último que concedió, en enero de 1977, antes de morir— el entrevistador Julio Lerner le preguntó sobre sus comienzos en la literatura y ella respondió:
—Antes de los siete años ya fabulaba, ya inventaba historias. Por ejemplo, inventé una historia que no acababa nunca. Es muy complicada de explicar esa historia. Cuando comencé a leer, comencé también a escribir pequeñas historias.
Lispector adolescente
En 1934 la familia se traslada a Río de Janeiro y tras terminar el secundario, Lispector comienza a escribir pequeñas colaboraciones en periódicos de la época. A sus 21 años publica “Cerca del corazón salvaje”, una novela profunda y madura, de un tono introspectivo, proveniente de la vida de Joana que nos habla de su infancia, su adolescencia y de cómo la muerte de su padre la afecta. Pero lo que menos importa de este libro es su argumento, lo verdaderamente cautivante es la forma en que Lispector indaga respecto de la soledad, las relaciones con los demás, el amor y la concepción individual, con una introspección atrapante. El dato curioso es que esta novela la había escrito a los diecisiete años.
Desde ese momento, la escritura y la lectura la atraviesan para siempre, pero hay dos hechos que cambian el rumbo de las cosas: uno es la Segunda Guerra Mundial y el otro es haber conocido en la facultad a Maury Gurgel Valente, un diplomático brasileño con el que se casa. Tiempo después, la escritora se traslada con su marido a Milán y allí pasan los años de guerra. Esta apertura al mundo Europeo hará que conozca países como Suiza, Inglaterra y Francia. En ese momento nace Paulo, su primer hijo y regresan a Brasil donde Lispector retomará nuevamente su vida periodística. En ese momento trabaja para un diario local y escribe columnas con el seudónimo Tereza Quadros en la Revista Comicio. Publica cuentos en la revista Senhor y firma una columna femenina en el diario Correio da Manhâ con el pseudónimo Helen Palmer. También tiene una página femenina diaria en el Diário da Noite, que es firmada por la actriz Ilka Soares.
ESPEJO MAGICO - publicado en Diário da Noite, 28 de abril de 1960
No sólo el espejo de la madrastra de Blancanieves es mágico. La verdad es que todo espejo tiene la misma magia. ¿Recuerdan a la madrastra malvada? Ella tomaba el espejo –probablemente era un espejo de cartera– y preguntaba:
–¿Quién es más linda que yo?
El espejo respondía. Como cualquier espejo.
No se desanime por lo que cualquier espejo puede responder. Las respuestas no son tan crueles, son informativas, y de usted depende el uso de las informaciones.
Sólo que la pregunta de la reina no cabe. Y no importa. Usted no debe preguntar: “Quién es más linda que yo”. Es mejor preguntarle al espejo: “¿Cómo puedo estar más linda de lo que soy?”.
Aquí los ingredientes para un espejo mágico: 1) un espejo propiamente dicho, preferentemente uno de cuerpo entero, 2) usted delante de ese espejo, 3) coraje.
Sólo porque hablé de coraje apuesto a que se está preparando para descubrir algo amedrentador. No es eso. Coraje para verse, en vez de imaginarse. Y, sin darse cuenta, encontrar algún plan cuyo objetivo secreto sea llegar a ser lo que usted imaginó. Pero recuerde: la imaginación sólo nos sirve cuando está basada en la realidad. Su “material de trabajo” es la realidad respecto de usted misma.
No le voy a decir lo que tiene que hacer para mejorar su apariencia. No tengo la pretensión de enseñarle al pez a nadar. Hay sólo una cosa que usted no sabe: que sabe nadar. Quiero decir: si tiene confianza en sí misma, descubrirá que sabe mucho más de lo que piensa. Pero, de cualquier manera, estaré aquí para ayudarla a no olvidar lo que sabe.
Lispector joven/adulta
Luego la familia vuelve a trasladarse, pero esta vez a Estados Unidos y allí además de permanecer ocho años nace Pedro, su segundo hijo. En 1959 Lispector termina la relación con su marido y decide volver a Brasil donde vuelve a escribir columnas en periódicos y diferentes artículos y se podría decir que allí se reanuda todo su mundo literario porque en ese momento publica su primer libro de cuentos “Lazos de familia”, un libro que ahonda en las relaciones familiares, sus misterios y miserias. En 1961 apareció “Una manzana en la oscuridad” y dos años después “La pasión según G.H”, su obra más emblemática y tal vez la obra que hará de Lispector una escritora imprescindible.
En otro momento de esa última entrevista, Lerner le pregunta en qué momento efectivamente se asumió como escritora y ella responde que nunca lo asumió. Cuando es consultada acerca del por qué, dice:
—Yo no soy una profesional, yo sólo escribo cuando quiero. Soy una amateur y he decidido seguir haciéndolo. Profesional es aquel que tiene una obligación consigo mismo de escribir. O con otro, en relación a otro. Ahora yo he decidido no ser una profesional… para conservar mi libertad.
En 1966 Clarice se duerme con un cigarrillo prendido y un incendio se desata, dejando su habitación destruida y dejándola a ella con graves heridas, sobre todo en su mano derecha. Este accidente repercutió mucho en su autoestima y en su estado de ánimo. Las cicatrices y marcas le recordarán continuamente el episodio por lo que se hunde en depresiones y estados de ánimo cambiantes, pese a la compañía de amigos. En 1977 un cáncer de ovarios termina con su vida a los 56 años, a meses de haberse publicado su novela “La hora de la estrella”, donde dice cosas como:
Escribo porque no tengo nada que hacer en el mundo: Estoy de sobra y no hay lugar para mí en la tierra de los hombres. Escribo por mi desesperación y mi cansancio, ya no soporto la rutina de ser yo, y si no existiese la novedad continua que es escribir, me moriría simbólicamente todos los días. Pero estoy preparado para salir con discreción por la puerta trasera. He experimentado casi todo, aun la pasión y su desesperanza. Ahora sólo querría tener lo que hubiera sido y no fui”
Mi vida más verdadera es irreconocible, extremadamente interior y no tiene una sola palabra que pueda significarla.
El domingo ella se despertaba más temprano para quedarse con más tiempo sin hacer nada. El peor momento de su vida eran los domingos al final de la tarde: caía en una meditación inquieta, el vacío del árido domingo.
“Estaba tan rota, que le llamaban “Ruina”. Tenía esa forma especial de dejarse llevar por el viento con el vuelo de su falda y colarse en los pulmones de alguien para dejarle sin respiración. Pasaba desapercibida para todos aquellos que no creían en la magia, pero aunque no lo sabía era la chica a la que todo el mundo querría hacer feliz. Como no tenía a nadie que le vaciara la luna en la copa cuando el vino se acababa, tapaba sus heridas y nunca se las curaba. Creía que la única forma de no tener cicatrices, era conseguir que todas esas heridas, se mantuvieran abiertas. Así que por las noches se autodestruía en su cabeza, pensando que nunca sería lo suficientemente buena como para bailar al son de alguien sin pisarle los pies, si no era la tristeza. Escribía, o mejor dicho: saltaba a todos los precipicios construidos en papel. Lo que para el resto era un vacío, para ella era un hogar. Tenía los ojos del color del frío y la misma mirada que la soledad que la acompañaba. El corazón le latía una melodía que nunca nadie había sabido descifrar. Sufría por todos y no lloraba por nadie en especial, sino como puede hacerlo una nube en mitad de una tormenta. Suspiraba, como puede hacerlo el viento cansado ya de respirar. Pero, ante todo, se movía inquieta con los nervios a flor de piel, como si se le hubiese colado dentro la primavera. Como si se le estuviese saliendo las alas y ella sólo desease echar a volar. A la hora de actuar, tenía valores y razones que nadie entendería jamás. Contaba las estrellas y -cuando se perdía- lo volvía intentar. Como si estuviese segura de poder recoger todas en un tarro de cristal… y es que, lo que mejor se le daba era: soñar.”
En Argentina, los libros editados por por Siruela resultaban algo caros, por lo que en los últimos diez años, tres sellos argentinos reeditaron parte de su obra. Estos sellos son Adriana Hidalgo, Cuenco de plata y Corregidor, una editorial que apoya su literatura y, además, participa en “La hora de Clarice”, una serie de homenajes que se dan el mes de diciembre, con motivo de su natalicio y fallecimiento, aunque es una perfecta excusa para hablar de Clarice. En estos encuentros que son en el Museo del Libro y de la Lengua, participan a menudo figuras como Gonzalo Aguilar, (director de la Colección Vereda Brasil de Corregidor, titular de la Cátedra de Literatura brasileña y portuguesa de la UBA), Carmen Güiraldes y Constanza Penacini, entre otros. De esta forma y gracias a estas editoriales, la obra de Lispector abarco un público más masivo y su obra no solo es divulgada sino también valorada.
Clarice Lispector no vivía en una pose, la literatura era su lugar más preciado. Escribo sin la esperanza de cambiar nada. No cambiar nada...Porque en el fondo no estamos tratando de cambiar las cosas. Estamos queriendo florecer... ese florecimiento se da, sin duda, en obras que transformaron la literatura como La hora de la estrella, Agua viva o La pasión según GH, libros repletamente cargados de poesía, libros que trascienden el discurso narrativo y se configuran como corales dentro de la misma obra. Los personajes infinitamente atractivos, algunos de ellos, incluso, hacen pensar que es la misma Lispector la que se enmascara detrás de un personaje y entonces el lector que la conoce siente que esa misma que escribe es la misma que se oculta en personajes como Lori o Angela. Creo que, sobre todo, ocurre esto en realción a su forma de amar. Al leerla es inevitable pensar que esa forma de amar es la forma de la escritora, ese desdoblamiento apasionado y febril, esa rabia que a veces produce el amor, todos sentimientos tan a flor de piel, tan profundos, tan propios de una mujer apasionada y, si es de pasión, Lispector sabe un montón.
Amor Lispector
En esa última entrevista y en un tono más intimista Lerner le pregunta si ella no renace y se renueva con cada trabajo nuevo y ella responde:
-Bueno, ahora yo morí… Pero vamos a ver si renazco de nuevo. Mientras tanto, yo estoy muerta… Estoy hablando desde mi sepulcro.
Abrupta, poética, seductora y atractiva como siempre, Lispector termina definiendo, de alguna manera, la escritura como una continuidad perpetua de una palabra que se manifiesta en tiempo presente. Ahora, ese silencio y ese renacer están surgiendo de nuevo y renacerá siempre.
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Angie Pagnotta. Angie Pagnotta nació en Godoy Cruz, Mendoza, pero a los pocos meses se vino a Buenos Aires, por lo cual es 99% porteña. Es Escritora y Periodista. En 2012 fundó Revista Kundra: literatura aleatoria y el portal de Arte y Cultura, Baires Digital. Trabajó en contenidos de Redes Sociales y publicidad para Duro de Domar, TVR, Fútbol para todos, 678 y Diario Registrado, entre otros. Colaboró y colabora en distintos medios de Argentina como Revista El Gran Otro, el suplemento Cultura Registrada, Continuidad de los libros, Diario Femenino, el portal de entrevistas Entrevistar-Te, Solo Tempestad y Revista Kunst. En 2013 obtuvo una mención en Narrativa por su cuento “Alejandra”, otorgado por Guka, revista de la Biblioteca Nacional. Escribió Nada que no quieras, su primera novela que se encuentra en proceso de corrección y Memoria de lo posible (2017, Peces de Ciudad), es su primer libro de cuentos. En febrero de 2017 “Versiones sobre el río”, el relato que abre Memoria de lo posible, fue traducido al portugués por Felipe Buenaventura para FRONTERA, un proyecto que une escritores latinoamericanos alrededor del mundo. Notas de Angie