Un poema de Britney

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La princesa del pop pide ayuda, y la poesía es su aliada



9 de julio de 2007. Fue el Live Earth el fin de semana, un festival de estrellas del rock y pop internacional a beneficio de “la causa del cambio climático”. Hoy es lunes y nieva en La Plata después de 89 años. Entro a la página oficial de Britney www.britney.com porque en Twitter todavía no hay noticias, y al blog de Perez Hilton, que es un guilty pleasure porque tira data real de Britney pero la destruye y espectaculariza (como todxs) con fotos papelón. A cada foto la interviene y dibuja cocaína saliendo de la nariz de Britney. Britney abriendo las piernas para entrar a un auto sin bombacha, Britney corriendo en ropa interior con su prima Ali por la playa, Britney saliendo de una habitación de hotel llena de botellitas de Stella vacías, Britney pelada, Britney y el paraguas, Britney entra a rehab, aparece en un video grabado por ella misma antes de meterse a una cama solar y dice que su familia es una mierda. Su madre se quiere levantar al padre de sus hijos. Su padre es un borracho que le chupa el dinero. Su hermana es una wannabe, una versión más joven y edulcorada que podría continuar con el imperio. Britney es una sala de operaciones de su familia y sus intereses económicos. Cada cual le come un pedazo, está rodeada de dráculas. Ahora en la página oficial aparece una encuesta extraña. Dice que se puede votar el nombre del próximo disco de Britney. Las opciones son “Omg is Like Lindsay Lohan Like Okay Like”, “What if the Joke is on You”, “Down boy”, “Integrity” y “Dignity”. La publicista de Britney baja el posteo a los minutos, y ésta probablemente sea la primera de una serie de mensajes que Britney empieza a filtrar crípticamente, como más tarde haría a través de su Instagram. Las relaciones con la familia y sus representantes se tensiona. Más tarde hay otro hackeo. El display de la página cambia completamente. Todo lo que se ve es una imagen de Britney que lentamente se metamorfosea con un tigre. De fondo hay un rugido y después suena algo nuevo, algo que parece un demo. La calidad es low fi y el beat es un loop. La voz de Britney emerge sin vocoder, desnuda, grave, potente, cero autotune. Recita un poema que más tarde nos enteraríamos es de su autoría. Un mensaje directo a la familia y su management previo al inicio de la ‘tutela’ o conservatorship. Mismo procedimiento, la publicista ni enterada al hacerlo baja el posteo inmediatamente. Por suerte los fans lo graban y comparten y lo anexan para siempre al gran acervo del registro virtual. Días más tarde, después de que Britney intenta reunirse con un abogado en California por última vez para intentar salvar su situación, sabiendo lo que se vendría, y después de una serie de episodios confusos: le quitan la tenencia de sus hijos, al negarse a entregarlos a su padre una noche rodean su mansión una docena de ambulancias, helicópteros, bomberos y móviles policiales, después de todo ese calvario en lo que suena a un excelente golpe de estado sobre la soberanía del cuerpo de Britney, su padre, su management y una firma de abogados, contadores, etc. se apoderan de su vida a través de la infame ‘tutela’. Una ‘tutela’ que lejos de proteger los intereses de Britney, protege los de sus allegados, sus satélites en el business. Eso es en definitiva la conservatorship: un modelo de explotación, un modelo de negocio para estrellas pop. Ese es incluso el concepto que utilizan el padre de Britney y la firma de abogados (antes de renunciar) en su última presentación para renovar la tutela. El diseño de un modo de controlar y esclavizar al trabajador-arista que genera millones y millones de dólares. 600 millones de dólares concentra el nombre, el imperio Britney Spears, y una familia y una industria voraz que la viola desde su infancia. Un público complaciente que la consume, la consumimos, como una estampita America’s Sweetheart que ahora caída muestra su verdadera cara: rota. Britney no existe, Britney quits como le dijo una vez enojada a un fan que se acercó a pedirle un autógrafo en un shopping en Beverly Hills, la cara transformada, apretando los dientes, llena de furia. Britney está rota. La rompieron, y lo vimos por tv. Britney escribió muy pocas casi ninguna de las canciones de su catálogo. Sin embargo, este 9 de julio graba sobre un loop su propio poema, no le pide permiso a nadie, elige su estética, su tono de voz grave lejos del tono chicle que tiene que usar por contrato, se muestra como una tigresa por última vez. Lo que veríamos más adelante de Britney, después del hito de su performance en vivo de Gimme More en los MTV Awards, sería cuidado, una Britney gris, apagada, triste. Este poema es un presagio del horror que vendría, que también ya estaba sucediendo. Que sigue sucediendo. Britney tiene 27 años en 2007. Yo deseaba que muriera, y en un punto eso pasó. La Britney que hubiera sido es una leyenda.

rebelión

atenti con los que te rodean
los que tenés más cerca
el veneno que te inyectan y la magia negra
que le hacen a tu cuerpo,
solo en la rebelión aparece un destello
de verdad
no te quedes quieta
hacé lo que tenés que hacer
aunque todos te griten
porque no estás dispuesta a vender tu alma


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Gonzalo Zuloaga. Gonzalo Zuloaga nació en La Plata, entre sus diagonales y universidades. En 2017 editó su primer poemario Predicciones del Año Kitsch con Peces de Ciudad. A este le siguió Hackers D.O.S, fanzine co-producido con Jule Gore e ilustrado por Clara Spaltro. Es columnista de la revista trenINSOMNE, escribe para la colectiva Extrañas Noches Literatura Visceral, y comparte poemas en su Facebook y en Ciudad Kitsch su blog personal. Fue ganador de Mención Especial por unanimidad en el Primer Certamen Nacional de Literatura (2016, Conurbana.cult) en la categoría poemario por su obra Resucitando Edipos, publicada en la colección Voces del Cono Sur. Algunos de sus textos fueron seleccionados para su publicación en la revista Monolito Arte y Cultura (Méjico) y las antologías Palabras en Flor (España), En el momento del caos y Al filo del remolino (Ediciones Frenéticos Danzantes, Argentina). Participa en recitales de poesía, condujo la sección #cóctelypoesía en el programa La Terraza por Radio Provincia FM 97.1, y conduce Krakatoa, programa radial que sale al aire todos los sábados, también, por Radio Provincia FM 97.1. Notas de Gonzalo